martes, 26 de septiembre de 2006

Atardecer

ATARDECER

En esta tarde
En que la mar se oye a lo lejos
Y los pájaros a la libertad
Le cantan, te escribo quizás
Para decirte lo mismo:
Que te quiero y aunque grandes
Distancias nos separen,
Yo no puedo estar sin ti
Ni un solo momento,
Te llevo en mi corazón y en
Mi pensamiento, paso largas
Horas de la noche, cuando
Todos duermen pensando en tu
Corazón y en el aliento de tu boca
Imaginando tal vez aquellos
Suaves besos cuando la luna
Brillaba con su luz sutil
Cuando cada caricia tuya
Lograba que el resto no importara.
Siempre recordando aquella suave piel
Que brillaba al sol
Cuando lo único que anhelaba era el poder tocarla
Sentir su frescura, percibir su tersura
Olvidando la tarde que se aleja
Olvidando el arrebol colorido del cielo inmortal
Renegando la noche
Renegando la oscuridad lóbrega.
Recordando sus brazos alrededor de mi cuello
Sintiendo como hoy sus labios junto a los míos de ayer
Deseando estar nuevamente en aquella tarde
Cuando veía alejarse lentamente la luz del sol
Y cuando divisaba a lo lejos la luna acercarse
Queriendo que el tiempo se detuviese
Deseando prolongar aquella tarde por todas
Sin decir palabras, tan solo contemplándote
Observando tu bella silueta recostada bajo aquel cielo
El de las primeras estrellas,
El de la última luz,
Imaginando nuevamente, a cada instante
El toque de los labios púrpura en los míos
Fundiéndose en uno solo por unos momentos
Ahora solo recuerdos me quedan de aquella tarde prodigiosa
En que tu alma necesitaba un acompañante,
Y ese acompañante lo encontraste en la mía,
Cuando yo siempre creía que te había perdido
Y regresaste a mí para quedarte ya definitivamente
En un rinconcito al cual acudo siempre,
Para recordar la tarde cuando el sol se alejaba
Cuando aquel beso me dio un motivo para mantenerme
Cuando tus caricias avivaron la llama del alma
Cuando al fin pude decirte que te amo,
Y cuando cada caricia tuya
Lograba que el resto no importara.

Curicó, año 2004

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