sábado, 7 de junio de 2008


RETORNOS DEL AMOR RECIÉN APARECIDO

Cuando tu apareciste,
penaba yo en la entraña más profunda
de una cueva sin aire y sin salida.
Braceaba en lo oscuro, agonizando,
oyendo un estertor que aleteaba
como el latir de una ave imperceptible.
sobre mi derramaste tus cabellos
y ascendí al sol y vi que eran la aurora
cubriendo un alto mar de primavera.
Fue como si llegara al más hermoso
Puerto del mediodía. Se anegaban
en ti los más lúcidos paisajes:
claros, agudos montes coronados
de nieve rosa, fuentes escondidas
en el rizado umbroso de los bosques.
Yo aprendí a descansar sobre tus hombros
y a descender por ríos y laderas,
a entrelazarme en las tendidas ramas
y a hacer del sueño mi más dulce muerte.
Arcos me abriste y mis floridos años,
recién subidos a la luz, yacieron
bajo el amor de tu apretada sombra,
sacando el corazón al viento libre
y ajustándolo al verde son del tuyo.
Ya iba a dormir, y a despertar sabiendo
que no penaba en una cueva oscura,
braceando sin aire y sin salida.

Porque al fin habías aparecido.


Este es uno de mis poemas favoritos, es de Rafael Alberti, lo leí cuando pasaba en un momento eterno de tragedia y desde ahí que lo mantengo en el recuerdo porque habla justamente de la soledad y de la esperanza del que ha perdido y que por la compasión del destino vuelve a ilusionarse...