sábado, 13 de noviembre de 2010

CIPER: La reconstrucción pendiente del intendente del Maule

Rodrigo Galilea asumió como intendente con la misión de liderar la reconstrucción de la Región del Maule, labor que realiza desde marzo. Mientras, vecinos de las Villas Galilea en Curicó, Los Ángeles y Melipilla construidas por su empresa acusan falta de respuesta ante los daños que sufrieron sus hogares después del terremoto, producto de fallas constructivas. Aunque algunos han aceptado las reparaciones ofrecidas, otros han optado por demandar a la empresa y a la fundación que representa, la que les vendió las casas y que también está ligada al intendente Galilea, su familia y al presidente del Colegio de Ingenieros, Fernando Agüero.

“¡Venga a ver nuestras casas, después ocúpese de los edificios públicos!”, recriminó un vecino de Curicó a Rodrigo Galilea, quien como intendente designado de la Región del Maule visitaba las instalaciones del destruido diario La Prensa. La escena ocurrió el 5 de marzo pasado y fue descrita por el diario El Mundo de España, hasta donde llegó la polémica por la protesta de una decena de residentes de la Villa Galilea, quienes culpaban al futuro intendente de los daños sufridos tras el terremoto en las viviendas hechas por su constructora, Galilea S.A. No fueron los únicos afectados. La empresa es también responsable de numerosas casas en Los Ángeles y en Melipilla que evidenciaron graves problemas tras el sismo.

“Sebastián Piñera designó a Rodrigo Galilea por su vasta experiencia en el área de la construcción. Bien hubiera hecho en advertirle que si aceptaba el cargo, tendría que desvincularse de sus funciones empresariales”, concluía con dureza el periódico español.

Rodrigo Galilea Vial es reconocido en el Maule por esas “funciones empresariales”. Tiene 43 años y es abogado de la Universidad Católica. Luego de terminar su carrera en 1990, formó junto a sus hermanos Pablo y Felipe la empresa de Ingeniería y Construcción Galilea S.A., con proyectos realizados en el sur y centro del país. En 1992 creó la Constructora Pehuenche Ltda., y en 2005 el grupo formó Aguas San Pedro, empresa abastecedora y distribuidora de agua potable y tratamiento de aguas servidas de la Región del Bío Bío, con presencia en las comunas de San Pedro de la Paz, Coronel y Chillán. En total, en la declaración de patrimonio del intendente son 16 las empresas o sociedades con las que se relaciona.

Pese a que aún conserva el 99% de la compañía y a que cuando se construyeron las casas y al momento del terremoto Rodrigo Galilea era dueño, gerente y representante legal de la constructora, se excusó de responder las preguntas de CIPER por haberse desligado de la gestión al asumir la intendencia. Las explicaciones sobre las quejas de los vecinos por los daños a las viviendas las dio el nuevo gerente general, Álvaro Tapia, pero sus respuestas no fueron suficientes para aclarar todas las dudas sobre la compañía y su vínculo con una fundación sin fines de lucro que intermedió la venta de muchas de las casas dañadas.

Galilea está concentrado en ejercer como máxima autoridad regional, cargo en el que fue designado un poco antes que el resto de los intendentes, al representar una de las zonas más dañadas de Chile luego del terremoto. El nombramiento lo sorprendió cuando aún ejercía como gerente general de la constructora y mantenía sus otros negocios privados. En una entrevista en la web Redmaule.com, la autoridad declaraba su pasión por los deportes, su devoción religiosa y su gran desafío como intendente: “Hay que ir sembrando las iniciativas que nos permitan reconstruir la región lo antes posible”, expresaba Galilea.

Según el Plan Nacional de Reconstrucción, la Región del Maule ha sido la segunda zona del país con más inyección de recursos, luego del Bío Bío, con cerca de 300 mil millones de pesos, un 30% de lo invertido en los seis primeros meses. A Galilea le corresponde coordinar la gestión de dicho plan. Pero los vecinos de la Villa Galilea de Curicó no entienden cómo, quien debe encargarse de reconstruir su región, no ha respondido adecuadamente al daño en las casas que su empresa levantó hace menos de cinco años. Tampoco están satisfechos muchos de quienes habitan casas Galilea en la Región Metropolitana y en el Bío Bío.

Los Ángeles caídos o los caídos de Los Ángeles

“En Galilea nos hemos propuesto lograr la satisfacción plena de nuestros clientes”, dice la página web de la empresa. Pero satisfacción está lejos de ser el calificativo para el malestar de las 38 familias de la Villa Galilea de Los Ángeles que presentaron en agosto una demanda debido al daño de pisos y el asentamiento de sus casas en hasta 50 cms., además de destrucción de muros interiores y cortafuegos, tabiques, puertas y ventanas, luego del terremoto.

Las propiedades más antiguas tienen seis años. Las más caras costaron cerca de 600 UF y algunas ya habían presentado problemas de humedad e inundaciones en 2004 y 2006. Después del terremoto, seis de ellas tuvieron que ser demolidas y luego reconstruidas por la empresa. Otra treintena de propietarios aceptó la oferta de la empresa de reparar las viviendas. Algunos lo hicieron porque no tenían seguros y los que sí lo tenían debieron entregarlos a la empresa para cubrir parte de los costos. Según vecinos, hasta ahora no los han dejado revisar el proyecto de reconstrucción ni hay un inspector de obras que evalúe la calidad de los trabajos.

Tras el sismo, la Municipalidad de Los Ángeles derivó la evaluación del daño al Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) pues parecía evidente que el origen del problema estaba en el suelo donde se construyó. Este organismo entregó un informe fechado el 27 de marzo que califica como graves los daños en 120 viviendas del sector: “Los daños estructurales provocados en las viviendas corresponden al descuadre de muros, pisos y techo, con grietas en pisos, muros y patios, y asentamientos diferenciales”.

El informe asegura que las casas se construyeron sobre humedales que fueron mal rellenados, incluso con escombros, como bolsas de plástico, papel, pedazos de cemento, piedras y hasta basura. Esto explicaría las constantes inundaciones y humedad que antes del terremoto sufrían las viviendas, pues “a los terrenos llegan cursos de aguas superficiales y aguas subterráneas, las primeras no fueron canalizadas y las segundas escurren sub-superficialmente saturando los suelos de fundación de las viviendas”.

A partir de las sugerencias de los expertos, se puede concluir que las casas no debieron construirse ahí: “Se recomienda zonificar esta área como no apta para la instalación de viviendas y servicios básicos prioritarios”. Además, aconsejan trasladar a los propietarios a una zona libre de licuefacción, un proceso geológico que provocó que, con el movimiento del terremoto, la tierra poco compactada expulsara agua y que el suelo se hundiera. El informe confirma las acusaciones de vecinos que afirmaban que sus pisos se habían resquebrajado y que de allí había salido agua y lodo.

Los problemas en la calidad y el tratamiento del suelo sostienen la demanda que a nombre de un grupo de vecinos cuyas viviendas han sido declaradas inhabitables interpuso el abogado Guillermo Claverie, que acusa la falta de un estudio de mecánica de suelo.

La acción legal apunta contra la Fundación Almudena, autorizada por el Serviu como Empresa de Gestión Inmobiliaria (EGIS) y que actuó como intermediaria en la venta de las casas con subsidio. De acuerdo a los documentos oficiales, la fundación –pese a no tener fines de lucro– está representada por la empresa Galilea S.A., que a su vez tiene como representantes legales al intendente Rodrigo Galilea y su hermano Pablo Galilea. Como segundo demandado, y responsable de los daños si la fundación no responde, aparece la Constructora Pehuenche, representada por Felipe Galilea, el otro hermano del intendente. El requerimiento detalla que ambas entidades deben responder por “todos los daños y perjuicio que han sufrido los actores, derivados como ya se ha planteado tanto por la negligencia a la elección del suelo como en fallas o defectos que afectan a la estructura soportante del inmueble”.

Pablo Cea, representante de los afectados, cree que la empresa nunca desvió las aguas subterráneas que según el Sernageomin provocaron la poca compactación de suelos y la licuefacción. “La Dirección de Aguas mandó un oficio a la constructora porque no había plano para regular aguas y mandó a rectificar el ducto de aguas lluvias en 2008. Pero no sabemos si eso se prescribió o recibieron multa por no realizar nunca el mandato de la Dirección de Aguas”, comenta Cea.

Ante el miedo de que las casas sufran nuevos daños, muchos vecinos se retiraron de la villa, a pesar de que continúan pagando el crédito hipotecario, además del arriendo de otros lugares para vivir. La demanda busca relevar el sufrimiento de los vecinos, argumentando que con mucho esfuerzo, y en su mayoría con subsidio del Estado, lograron cumplir el anhelo de la casa propia: “Ciertamente no lo han pasado bien; jamás imaginaron que sus casas estaban construidas en un verdadero pantano”.

Álvaro Tapia, quien asumió la gerencia de la empresa cuando Rodrigo Galilea fue nombrado intendente, descarta que la constructora sea responsable del daño producido por la calidad del terreno, ya que asegura que se respetaron todas las normas: “Estas casas están dentro del plano regulador vigente en Los Ángeles, tienen todos los permisos sectoriales correspondientes, y la definición de si se puede o no construir en ese terreno es de la autoridad competente”.

El presidente del Colegio de Ingenieros y director de la constructora Galilea, Fernando Agüero, coincide con Tapia en cuanto a que recibieron la autorización para levantar las casas en el lugar y se está respondiendo por los daños. “Eso de no apto para construcción lo encuentro un poco discutible. Le hablo como presidente del Colegio de Ingenieros: todo terreno es apto para la construcción, pero la construcción es distinta entre un terreno y otro. En el caso de Los Ángeles, lo que estamos haciendo son fundaciones profundas. Hasta llegar a la parte sólida”, explica.

Dichos trabajos se iniciaron luego de que en mayo Galilea S.A. encargara un informe del estado de suelo a Ruz y Vukasovic Ingenieros Asociados. Ellos reducían la cifra de casas afectadas a 25 y negaban que se hubiese producido licuefacción, aunque sí destacaban que había problemas de mala calidad y compactación de suelos y que el daño en las viviendas era grave. “(Hay) suelos arcillosos de baja compactación, bajo peso y muy contaminados con restos de ladrillos”, establece el informe. “No se han detectado mejoramientos de suelo de ningún tipo. No se han detectado arenas o materiales potencialmente licuables”, añade el documento. Los ingenieros recomendaron instalar pilares de hormigón armado bajo los pisos, que debían sostener las viviendas en su soporte.

Según Cea, estos pilares sí se pusieron en las casas que fueron demolidas y luego reconstruidas, pero no en aquellas que está siendo reparadas. “Empezaron a reconstruir sin el estudio del ingeniero terminado y se reconstruían mal, una solución parche. La inmobiliaria sigue trabajando parchando algunas casas”, afirma Cea.

“Cuando (Rodrigo) Galilea aún era gerente general de la empresa, se nos acercó a los vecinos”, reconoce Cea. Sin embargo, ese acercamiento concluyó en una propuesta en la que los vecinos les cedían el dinero los seguros y recibían $100.000 como indemnización. “Dijeron que iban a reparar las casas a quienes no demandaban”, afirma el abogado Claverie. Ante el riesgo, agrega Pablo Cea, “hay gente que no demandó por miedo”.

Quienes se negaron a firmar, siguieron la vía judicial. A través de esta acción legal, que ya fue notificada a la empresa, los propietarios buscan altas compensaciones: reembolso íntegro del valor de las propiedades, de los gastos en mejoras que hayan hecho, los costos de demolición de las viviendas, una indemnización por daño moral (10 millones de pesos) y las rentas de arrendamiento de propiedades equivalentes.

Gritos en Curicó

“¡Hasta le he escrito al Presidente de la República!”, exclama July Farías, cuando explica cómo ha acudido a decenas de autoridades para exigir una respuesta por los daños en su casa de la Villa Galilea de Curicó luego del terremoto. Desde la página web de la Presidencia le respondieron que derivarían su caso al Ministerio de Justicia, para ver si correspondía exigir la garantía, respuesta que ella aún espera. Su principal objetivo es que la empresa constructora Galilea S.A., la más grande en su rubro de la región de El Maule, cumpla con esa garantía, aún vigente, del daño que provocó el sismo en el hogar que compró el año 2008.

July era una de las personas que interrumpió al intendente en el diario La Prensa en marzo pasado. No es la única en esa situación: sus vecinos han contabilizado en 120 las casas que necesitan reparación, pero hasta ahora sólo una veintena se ha decidido a presentar una demanda en contra de la constructora del intendente y su hermano, Pablo Galilea.

Tal como en Los Ángeles, en Curicó el origen de los daños apunta principalmente a la mala calidad del suelo y deficiencias en la construcción, aunque los vecinos, dueños de “viviendas sociales mejoradas” de hasta 1.500 UF, no han tenido el dinero suficiente para contratar a un ingeniero calculista para hacer una evaluación. Tampoco ha ido la Dirección de Obras de la municipalidad a evaluar los daños de toda la población, “sólo de casos puntuales de asentamientos”, reconoce el encargado de ese departamento en la Municipalidad de Curicó, Carlos Figueroa.

Pero además de dichos hundimientos de terreno, la mayoría de las casas presentó desniveles de suelo, humedad en pisos y paredes, caída de panderetas y grietas en muros. Los primeros días post terremoto, los vecinos aseguran haber visto pasar en auto a empleados de la constructora, pero no visitaron las casas.

“Sí, fuimos pocos días después, hicimos la misma presencia en todas las ciudades donde tenemos hoy día obras”, asegura el gerente Álvaro Tapia. El 5 de marzo, un día después de haber sido notificado como nuevo intendente, el mismo Rodrigo Galilea les dio explicaciones a los vecinos que interrumpieron su estreno como intendente. “Hasta nos pidió disculpas”, añade July Farías. Y agrega: “Uno de los señores que estaba con el intendente me dijo que era una rota, por estar gritando, que me callara”.

El periódico El Mundo, una semana después, publicaba que en esa ocasión Galilea había afirmado que enviaría a “un experto a evaluar los daños y si es como ustedes dicen, la empresa se hará cargo de las reparaciones”.

Pero días después, cuando la constructora ofreció las reparaciones, éstas incluían que los vecinos cedieran el dinero de sus seguros a la empresa y se desligaba de eventuales responsabilidades legales: “las prestaciones a las cuales se está comprometiendo (la empresa) por el presente instrumento, se están efectuando en el marco de su responsabilidad social y no constituyen en modo alguno reconocimiento de ningún tipo de responsabilidad legal, penal o administrativa, por los daños causados por el sismo del 27 de febrero último”. El acuerdo no incluía pago de arriendo durante los arreglos de las viviendas ni ningún tipo de indemnización. Los vecinos se negaron a firmar. Incluso, este documento consigna al lugar como Villa Galilea “en Melipilla”, no de Curicó, y actualiza a sus representantes legales, ya no los hermanos Galilea, sino Álvaro Tapia Bravo y Gonzalo Sorolla.

Tapia confirma que los vecinos se negaron a firmar el acuerdo. Explica que a la empresa le parece “razonable” que los vecinos aporten a la reparación con el dinero de sus seguros y que el documento los hacía comprometerse a que “van a pagar, una vez que pague el seguro. Además, evolucionó durante el tiempo, en los primeros documentos que generamos, dos o tres días después del terremoto, teníamos información parcial de las casas. Pero no hay nadie a quien no se le haya reparado la casa por no tener seguro”.

“Para nosotros ha sido frustrante ver cómo la constructora a quien le compramos nuestra casa se ha desentendido totalmente de la responsabilidad que recae en ella desde el punto en que no es aceptable que una casa nueva con tres años de uso, de un valor de 865 UF que hoy presenta desnivel en primer piso con hundimiento en las esquinas, grietas en piso (…)”, describe, en una carta entregada al abogado que lleva la demanda, el propietario Claudio Cea. Y agrega: “Considero que no es justo que se juegue con algo tan importante como lo es el hogar de una familia que lucha día a día para salir a delante”.

Ante las sospechas de que la falla se encuentra en el tipo de suelo donde se construyó la villa y en el tratamiento de éste, el comité de vecinos acudió en reiteradas ocasiones a la Dirección de Obras de la Municipalidad de Curicó, para revisar los planos y el estudio de suelo del lugar. Pero según Farías, la respuesta fue que éste no existía.

El gerente de Galilea S.A. endosa la responsabilidad a los propios dueños: “Lo que tiene Curicó mayoritariamente son daños en construcciones que nosotros no hicimos. Yo me imagino que lo hicieron los mismos propietarios”. Sin embargo, las fotografías a las que accedió CIPER y los relatos de los vecinos, muestran que los principales daños se encuentran en pisos, muros y panderetas originales.

Un grupo de residentes intenta organizar a sus vecinos para presentar una demanda. Exigen la devolución del valor de sus casas, todas de menos de cinco años de antigüedad, que reparen los cierres perimetrales y pago por el daño moral que sufrieron. “Yo voy a llegar hasta las últimas consecuencias, no sólo por mí, también por mis vecinos”, asegura Farías.

El abogado que los representa, Carlos Martínez, también cree que el problema está en el terreno. “Esto era un humedal”, concluye. Y acota: “Pero las casas de Curicó están mejor que las de Los Ángeles, porque creo que el humedal acá estaba más seco”.

En Melipilla, el comité perdió su silla…

Kathia Jara está embarazada, a la espera de su tercera hija. Con su marido deseaban poder recibir a la recién nacida en la casa que compraron hace cinco años en la Villa Galilea de Melipilla. Pero sus planes se derrumbaron también con el terremoto. Ella considera que su casa, a pesar de haber sido decretada habitable por la Dirección de Obras del Municipio, no está en condiciones de albergar a su familia. El suelo cedió, hubo destrucción del muro cortafuegos, los tabiques de yeso se rompieron y el segundo piso se desplazó varios centímetros. Decidieron irse del inmueble.

La Dirección de Obras de Melipilla evaluó los daños de las viviendas que fueron las más afectadas por el sismo en la comuna, y determinó que las fallas eran producto de una mala construcción. “Las viviendas no resistían un análisis estructural de la norma, según los ingenieros de la municipalidad”, asegura Lucio Arias, director de Obras de Melipilla. En marzo, el mismo organismo ordenó la demolición y la desocupación de algunas viviendas, por suponer “peligro inminente para la seguridad y/o salud de las personas”.

El Municipio actuó como garante de los vecinos para comenzar a negociar. El comité exigía a la empresa la reparación de las casas con garantía, la reparación con el dinero del seguro de las propiedades sin garantía, la designación de un Inspector Técnico de Obras (ITO) por la Municipalidad y la entrega de un juego de planos completo de las viviendas (que no tenían antes del sismo), luego de la reconstrucción. Galilea S.A. no se manifestó ante el petitorio y sólo ofreció reparar las casas con garantía, utilizar el dinero de los seguros de los vecinos, además del pago de un arriendo de 100.000 pesos mientras se realizaban los trabajos de las viviendas más dañadas.

“La empresa, a las pocas semanas del terremoto, se fue a instalar en las villas, pero nunca pudimos hacer una contraoferta del proyecto de reconstrucción”, dice Reinaldo Assereto, quien presidía el comité técnico. Finalmente en abril, por conflictos entre la junta de vecinos y el comité, éste último decidió retirarse de las conversaciones. La municipalidad también decidió desligarse de las negociaciones, que terminaron realizándose entre cada propietario y la empresa, que aún trabaja en el lugar.

Todavía quedan muchas familias a las que la garantía les cubre los daños, pero que no aceptaron el acuerdo de la empresa y mantienen sus casas tal como quedaron el 27 de febrero. Aún no se han organizado ni saben si tomarán acciones legales. Una de ellas es Kathia. “Mi casa sigue igual: destruida”, se lamenta.

Se trata de la segunda polémica que protagoniza esta villa. Además de la Fundación Almudena, en los contratos de la Villa Galilea de Melipilla aparece el Colegio de Profesores de Chile, representando por su entonces presidente, Jorge Pavez, quien también firma en la transacción. Según lo explicado por el tesorero del gremio, Darío Vásquez, el Colegio de Profesores realizó un mandato a su representante en Melipilla para que construyera una villa para profesores, por lo que ellos actuaron como “empresa subsidiaria de casas” y como “mandante de la construcción”, en representación del gremio. Sin embargo, el tema terminó en un escándalo en 2002, al descubrirse que eran una minoría los docentes que habían adquirido las casas, y que los dirigentes de la zona se habrían beneficiado de aquella venta. El líder de los profesores en Melipilla, Hugo Araus, fue demandado por el gremio, en tanto Pavez y el directorio de pedagogos de la época negaron toda participación en el fraude.

La Fundación Almudena y las empresas familiares

Fundación Almudena intermedió la venta en Melipilla y Los Ángeles. Por ser beneficiarias de un subsidio habitacional, la fundación actuó como Empresa de Gestión Inmobiliaria Social (EGIS) y está inscrita en el Serviu de la Región del Maule, donde aún figura como “persona de contacto” Rodrigo Galilea Vial, a pesar de que su estado aparece como “vencido” . En los contratos de venta se explicita que la representación legal de la fundación la tiene la empresa Galilea S.A. de Ingeniería y Construcción.

Lo anterior resulta al menos extraño, pues el reglamento sobre la concesión de personalidad jurídica de fundaciones dice que éstas deben ser representadas por el presidente del directorio. Para el abogado de los vecinos de Curicó, Carlos Martínez, la representación por medio de una persona jurídica sería ilícita, pues una fundación sólo debiese ser representada por una persona natural.

A diferencia de los contratos, la información disponible en el Serviu indica que la fundación La Almudena está representada legalmente por Víctor Galilea Linares, el padre el intendente del Maule y presidente del directorio. CIPER se comunicó con él, pero dijo no saber nada de la fundación y aseguró que hace “más de veinte años” que está jubilado. El resto del directorio está integrado por sus hijos Felipe y Pablo Galilea Vial, Gloria Vial Rodríguez y el presidente del Colegio de Ingenieros, Fernando Agüero Garcés.

Al ser consultado por estas contradicciones, el gerente de Galilea S.A., Álvaro Tapia, asegura que todo se ha hecho de manera legal y que la información que maneja el Serviu no está actualizada, ya que Víctor Galilea no es representante activo de la fundación La Almudena, aunque sí en el papel, y que los representantes activos son las dos personas que se negó a mencionar.

Fernando Agüero explica que la fundación sí fue creada por Víctor Galilea, pero se encuentra inactiva hace varios años: “muerta”, dice. Sin embargo, el directorio se reunió en marzo pasado para formalizar el retiro del intendente.

¿Qué rol tuvo la Fundación La Almudena, una organización sin fines de lucro, en la transacción de las viviendas? ¿Qué relación hay entre la fundación ligada a la familia Galilea y sus empresas? Álvaro Tapia asegura que la fundación no generó ganancias y que las ventas de las casas en Villas Galilea fueron realizadas en un convenio entre la institución y la constructora, que le pagaba honorarios a la fundación por la presentación de subsidios colectivos.

Mientras Serviu y el Seremi de Vivienda sólo pueden revisar que la documentación de la EGIS esté al día y cumpla con los requisitos que se exigen a las empresas del rubro, el Ministerio de Justicia es el encargado de velar que las fundaciones cumplan con los objetivos con que fueron creadas y no obtengan lucro de sus actividades. Para dicha fiscalización, las fundaciones entregan anualmente sus memorias y balances, por lo que CIPER invocó la Ley de Transparencia para obtener la información actualizada.

Por considerar que la Fundación La Almudena era un tercero que podía ser afectado por la entrega de los documentos, el ministerio le consultó y ésta, a través de Felipe Galilea, se opuso. La razón: estimó que sus derechos comerciales y económicos podían verse afectados. Esto, a pesar de que ni siquiera ha iniciado actividades ante el Servicio de Impuestos Internos.

Felipe Galilea es también el representante legal de “Constructora Pehuenche Ltda.”, la constructora que edificó las casas de Curicó; y presidente del directorio de Aguas San Pedro. Según la memoria del 2009 de la sanitaria, Rodrigo Galilea Vial sumaba el manejo de un 38,85% de las acciones de dicha empresa, entre las que se encuentran a su nombre y al de Inversiones e Inmobiliaria Vientos el Sur y Cía., empresa de la cual era titular.

Aguas San Pedro tampoco ha estado libre de escándalos: En la Villa Santa Rosa, de Chillán, construida por Galilea S.A., la empresa de agua levantó al centro de la población una planta de tratamiento de aguas servidas. Al estar tan cerca de las propiedades, los vecinos reclamaron por malos olores y ruidos las 24 horas del día. Las denuncian motivaron un sumario sanitario por parte de la delegación Ñuble de la SEREMI de Salud, que pidió a la empresa tomar acciones para mitigar los efectos del funcionamiento de la planta, que recibió permiso municipal para ser construida en ese lugar.

Otra EGIS de los Galilea y que aparece en contratos realizados en Curicó durante el 2008 es “Maule Fondo de Inversión Privado”, también representada por Galilea S.A.

El intendente, en su declaración de intereses y de patrimonio de abril pasado, nombra a estas empresas. Sin embargo, La Fundación Almudena no aparece. Sí declara el patrimonio de “Inversiones La Almudena Limitada”, con un RUT diferente al de la fundación. Los números de contacto de la fundación que aparecen en registros públicos son de otro tipo de oficina y de la misma Constructora Galilea S.A.

Rodrigo Galilea fue contactado por CIPER a través del Departamento de Comunicaciones de la intendencia, donde respondieron que la autoridad no iba a concretar una entrevista que se refiriera a la constructora, ya que él se había desligado de la vocería de esa empresa.

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lunes, 18 de octubre de 2010

El Mostrador: Termoeléctricas a carbón: por qué y para quiénes

Por Rodrigo Bórquez

El caso de la termoeléctrica Barrancones estableció un antes y un después en la discusión energética del país, pues ha dejado en claro el deseo ciudadano de dotar al país de una matriz eléctrica limpia, así como trabajar por la conservación medioambiental del territorio nacional. No obstante, este conflicto está muy lejos de ser el último de este tipo, ya que aún quedan en calificación ambiental seis proyectos termoeléctricos a carbón por evaluar, los que suman una inversión cercana a los US$ 7.574 millones y corresponden a un total de 4.254 MW. De ellos, al lo menos el 83,3% presenta algún tipo de conflicto, sea éste de carácter social, medioambiental y/o económico.

La pregunta que surge ante esta marcada tendencia es ¿por qué se privilegia este tipo de centrales? La respuesta es la misma que rige para cualquier sistema económico: el precio. La generación eléctrica en base a carbón en la actualidad es cerca de un 30% más barata que la generación a gas, y un 60% más económica que aquella sustentada en petróleo y sus derivados. Además, según las estadísticas de la CNE, este tipo de centrales requiere uno de los niveles de inversión más bajos del sistema, cercano a US$1,7 millones por cada MW de potencia, lo cual -desde la lógica del mercado-, ha potenciado tanto su operación como su eventual desarrollo. El problema es que esta fuente energética tiene asociado una serie de impactos socioambientales y económicos, los que no forman parte de esta valorización, por lo cual se sobrestiman sus cualidades en términos de costos.

La pregunta que cabe hacer es: ¿quién necesita tanta electricidad, y en especial, de tales características? Claramente, no es la población ni el sector público quienes sustentan el actual axioma de crecimiento económico, ni menos el argumento que plantea triplicar la capacidad instalada del parque generador al año 2030. Por el contrario, es el sector industrial y minero el que plantea estas necesidades; en la actualidad la minería consume cerca del 66% de la electricidad total generada en el país, es decir, el triple del consumo público y residencial, sectores que sólo representan el 18% de la demanda total a nivel sectorial. Considerando que resulta casi imposible pensar que la población triplique sus necesidades energéticas en un periodo de dos décadas, queda claro que será el sector industrial y minero quien protagonizaría este meteórico aumento de la demanda.

Ante estos hechos, resulta evidente que el modelo económico nacional subsidia de manera casi directa no sólo a las empresas de generación eléctrica intensivas en el uso de carbón, sino también a la industria y minería a gran escala, puesto que no les exige ningún requisito ni el funcionamiento bajo parámetros que podrían colaborar en este sentido. Por ejemplo, un sistema de internalización de costos en el caso de las generadoras, o el establecimiento de programas de eficiencia energética e incentivos a la inversión en tecnologías de autoabastecimiento mediante fuentes de ERNC para el sector privado. Esta situación ha permitido el funcionamiento de un sistema que privilegia la maximización de utilidades por parte del sector privado, mientras al mismo tiempo externaliza de manera directa sus costos.

Entonces, ¿quiénes son los verdaderos beneficiados de ésta termoelectricidad económica? Ni los pobladores de las comunidades de Coronel, Huasco o Puchuncaví, ni los pescadores artesanales y, menos aún, la biodiversidad y ecosistemas del país, se encuentran dentro del selecto grupo de beneficiados, aún cuando sobre ellos recaen los múltiples costos socioeconómicos y ambientales que implica la lógica de crecimiento actual del país, sustentada en gran medida por la operación de este tipo de proyectos.

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martes, 5 de octubre de 2010

CIPER Chile: Los mitos de la democracia chilena al desnudo en libro de Felipe Portales

En pleno festejo del Bicentenario el sociólogo Felipe Portales publicó el segundo tomo de Los mitos de la democracia chilena, una obra que pide moderación a la celebración patria y nos recuerda que una y otra vez el Estado ha recurrido a la violencia para mantener el orden. Portales muestra que la democracia es una señora poco querida por todo el espectro político que recurre al cohecho sin reparos. Entre los ejemplos notables que incluye este libro hay que destacar un editorial de El Mercurio contra el sufragio universal que deja helado. También sorprende como la violencia sucede y se olvida y vuelve a suceder. Portales muestra que guardamos varios cadáveres en el desván de nuestra República. Y de esa habitación a la que casi nunca queremos entrar, Portales rescata la matanza de La Coruña, crimen político que, según el autor, casi fue borrado de la historia. Esa capacidad chilena para borrar y olvidar la historia e inventarse un brillante y demócrata pasado, es uno de los fenómenos que más impacta a este investigador. “Es esperable que en todos los países haya una distorsión de la mirada histórica, una idealización del pasado para reforzar la identidad nacional, pero me parece que en Chile eso se ha exacerbado”, dice.

-¿En qué pudo observar nuestra distorsión histórica?
Por ejemplo, en el registro y la ninguna relevancia que se les da a las masacres. En el periodo que abarca este libro hay una que prácticamente despareció de los textos: la matanza de La Coruña, ocurrida en 1925, la segunda mayor masacre en la historia de Chile después de la de Santa María de Iquique. Según las distintas fuentes murieron ahí entre 300 y 600 personas, pero ese hecho no está registrado ni siquiera en muchas obras actuales. Curiosamente, Gonzalo Vial la analiza bastante in extenso, pero hay muchos que no la mencionan. Ausencias como esas, de las que hay muchas, van ayudando a generar el mito de que Chile ha gozado de una democracia paradójicamente desde el mismo 1925. Quizás se intuye que la historia es muy dura y muy distinta a la que conocemos y justamente por eso no se quiere entrar en ella.

-El presidente Arturo Alessandri (1920-1925) no queda bien parado en este libro. Tampoco la Constitución de 1925 que usualmente se cita como más democrática que la actual.
Respecto de la Constitución, lo que ocurre es que ese es un texto que fue impuesto. No se elaboró a través de una Asamblea Constituyente, como se había prometido, sino que la hizo un grupo reducido, nombrado a dedo por Alessandri. Y hay testimonios de que, en los temas cruciales, Alessandri siempre impone su punto de vista. Luego, para que fuera aprobada, recurrió a la presión militar y finalmente fue ratificada a través de un plebiscito que no cumplió con ninguna de las condiciones básicas de una elección libre. De hecho ni siquiera fue secreta porque los votos eran ¡de colores! Y lo peor es que cuando Hans Kelsen, un famoso constitucionalista clásico alemán, revisó el texto, fue lapidario: dijo que tenía disposiciones que estaban muy cerca de una dictadura.

-Sin embargo, junto con esa Constitución se establece el sufragio universal y un mecanismo para evitar el cohecho.
Es verdad. Pero como el resultado de esa primera elección no le gusta a la elite, restablecen el cohecho hasta 1958, es decir durante 33 años más.

-¿Qué pasó en esa primera elección?
Que José Santos Sala, un candidato que sólo apoyaba el Partido Comunista y partidos menores, sacó cerca del 30% de los votos. Eso aterrorizó al establishment y al mes siguientes hicieron un decreto en el que se volvía a autorizar a los partidos a hacer sus propios votos, lo que permitía el cohecho. Ese sistema se siguió usando hasta la elección de 1958, cuando por primera vez tenemos un sistema electoral que respeta la opinión de la gente y no la distorsiona. Hasta ese año siguió operando el cohecho.

-¿Cómo funcionaba el cohecho?
Fundamentalmente se le permitía a los partidos que produjeran sus propios votos. Y los votos eran distintos de modo que el apoderado del partido, en el recuento, podía chequear voto a voto quienes habían cumplido con su compromiso. Luego llevaban a los votantes a la secretaría política para pagarles.

-En su texto usted cita un editorial de El Mercurio muy impresionante. Allí se afirma que si no existiera el cohecho, pasaría algo peor: que la masa ignorante que “apenas sabe dibujar su firma”, entregue el poder a gente que les quite el capital.
Ese es el miedo característico que provocan los sectores populares. Y ese temor está presente también en los sectores medios que ven con pavor a esa masa que no tiene casi nada. Eso explica por qué el Partido Radical acepta y consolida el cohecho. O sea, no es sólo la derecha tradicional, con El Mercurio y el Diario Ilustrado, sino también los partidos de clase media. Por otra parte, los partidos de izquierda no están muy conscientes de la necesidad de cambiar el sistema. Incluso recurren al cohecho, aunque en una escala menor. Finalmente el respeto a lo que la masa opina no parece ser muy importante para nadie. Lo que no es extraño porque en ese entonces socialistas y comunistas no apreciaban las democracias y sufren radicalizaciones que no se concretan en avances democráticos reales. Solo la Falange Nacional planteará que es necesaria una “cédula única” para votar, pero a partir de los ‘50 cuando se ve claramente que son el partido más perjudicado.

-Leyendo la editorial de El Mercurio me acordé de algo que sostiene el abogado Fernando Atria: que la Constitución del ‘80, a través del sistema binominal, los quórum y el Tribunal Constitucional, lo que pretende –y logra con éxito- es quitarle poder a la mayoría. Me acordé de eso porque ese editorial de El Mercurio muestra que la elite ha tenido siempre presente la idea de controlar los “riesgos” del voto universal.
Sí. La derecha ha sido coherente en buscar que los que “apenas dibujan su firma”, no puedan elegir. Siempre ha tenido claro que el sufragio universal es malo. Y lo cierto es que han logrado, con la Constitución que hoy tenemos, que se conserven las formalidad de la elección pero no sus “riesgos”. Jaime Guzmán, uno de sus artífices, fue muy gráfico al explicar lo que quería. Dijo que era mejor diseñar un sistema que permita que gobiernen los otros, pero en una cancha donde no se puedan hacer cosas muy distintas a las que nosotros haríamos. Ese rayado de cancha explica muy bien por qué seguimos viviendo en el Estado neoliberal y autoritario que dejó Pinochet, pues el sistema hace imposible hacer otra cosa que las que la derecha habría hecho. A eso hay que agregar un ingrediente que Guzmán ni siquiera se imaginó: que la Concertación tuvo tal viraje en sus concepciones económicas, culturales y sociales, que abandonó sus proyectos de modificación profunda del sistema social. Lo cierto es que el liderazgo de la Concertación, de manera pacífica, consolidó y legitimó lo que la dictadura impuso a sangre y a fuego. La derecha ha mostrado ser muy consistente. En cambio, la centro izquierda es una cosa más gelatinosa y no ha entendido mucho lo que significa ser demócrata.

-El mito dice también que la clase media ha sostenido la democracia en Chile, pero en su libro aparece muy dispuesta una y otra vez a mirar para otro lado en función del orden.
Claro, la dictadura de Ibáñez es un ejemplo. A él lo apoyó la oligarquía pero el sostén más directo está en el Partido Radical y el Partido Demócrata. En general, todas las fuerzas políticas, cuando llegan al poder hacen lo mismo: para preservar el orden violan la Constitución sin ningún problema. Muchas veces, por ejemplo, uno encuentra sólidos discursos de los radicales en contra de los abusos. Por ejemplo, cuando está la discusión de la Ley de Seguridad Interior del Estado los radicales dicen que es “la muerte de la democracia”, que es “la ley orgánica del fascismo”. Dos años después, cuando llegan al poder, no sólo no modifican esa normativa sino que agregan nuevas leyes restrictivas.

-Eso es un poco lo que le ha ocurrido hoy a la Concertación con los mapuches. Varios dirigentes se arrepienten de haber aplicado la Ley Antiterrorista contra los mapuches cuando fueron gobierno.
Claro. Fuera del poder se vuelve al discurso demócrata.

-¿Qué encontró usted sobre la relación entre chilenos y mapuches?
Algo interesante es que hay un período muy poco conocido en el cual Chile hace un intento de integración pacífica de los mapuches. Eso dura hasta 1860 e incluye comisiones a la zona en las que participa hasta Antonio Varas, en 1849. Durante todo ese periodo se reafirma que lo que hay que hacer es buscar la integración pacifica de los mapuches y se escriben textos resaltando las virtudes de ese pueblo. Ignacio Domeyko se queda un año en la zona y hace un libro muy apologético. En el mismo tono escriben Lastarria y Vicente Pérez Rosales: hay que integrar al mapuche pacíficamente. Pero de repente esto gira en 180 grados. Y todo lo positivo que se atribuía a ese pueblo pasa a ser demonizado.

-¿Por qué?
Entre otras cosas porque hay un boom del precio del trigo a nivel mundial y el valor de la tierra sube exponencialmente. Entonces, la oligarquía chilena ve estas 10 millones de hectáreas que ocupan los mapuches y dice, “tenemos que ocuparlas”. No es el único factor pero es decisivo, pues lleva a argumentar que estos salvajes están mal usando ese territorio. Entonces se empieza a deshumanizar al indígena, se lo trata de bárbaro. En eso la prensa fue es muy importante. El Mercurio de Valparaíso, por ejemplo hizo una campaña de varios años, sistemática y colaboró mucho en dar vuelta la concepción que se tenía de los indígenas como seres valorables.

-Después de leer la cantidad de muertos que ha costado mantener el orden en Chile, queda la sensación, constantemente olvidada, de que el recurso a la violencia no empieza con Pinochet, que es más bien parte de una larga tradición.
Él la exacerba, pero la violencia es un rasgo que está en nuestra forma de ser.

-¿De dónde viene eso?
Uf, quien sabe. A veces parece que esa mentalidad viniera de la Guerra de Arauco. Este es el país más violento de toda América. En el resto del continente los indígenas fueron sometidos rápidamente, aquí no. Chile es una sociedad de frontera, con una guerra permanente, que a veces es abierta, pero que muchas veces está latente. Y era una guerra muy compleja porque había indígenas a ambos lados y se pasaban de un bando a otro. El caso de Lautaro es un gran ejemplo: un indígena domesticado que mata al conquistador. Es como un enemigo interno.
En la historia chilena hay un recurso permanente a la violencia. Se trata de no usarla, pero se llega a ella tarde o temprano En Santa María de Iquique el coronel Silva Renard, que ordenó disparar a la multitud, estima que hay unas 7 mil personas. Igual ordena abrir fuego. Las cifras sobre las víctimas varían entre 200 y 3 mil personas, pacíficas, sin armas. Creo que es e la peor matanza de la humanidad en tiempos de paz: por el número de víctimas y por lo pacífico del movimiento.

-¿Cree usted que sea violencia puede reaparecer?
Creo que la parte positiva de la dictadura, por decirlo de alguna manera, es que la lucha dada por las familias de los detenidos desaparecidos y por los torturados marcó un quiebre histórico en esa forma de reaccionar. Antes las masacres se olvidaban de inmediato, todas. Y ni siquiera había registro. Algo hemos avanzado en estos 200 años. Sin embargo, después del terremoto me encontré en un texto en la página editorial de La Nación que decía que había que fusilar en el acto a los que estaban robando… Es decir, en el diario de gobierno, durante Bachelet se decía eso… Frente a muchos problemas tendemos a pensar que se solucionan con violencia.

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lunes, 27 de septiembre de 2010

Deutsche Welle: Chile conmemora su Bicentenario enfrentando retos postergados

Chile dio los primeros pasos hacia su autodeterminación hace 200 años; hoy, la distensión de las relaciones entre el Estado y el pueblo mapuche parece ser el desafío más grande que el país suramericano debe enfrentar.



La dictadura militar de Augusto Pinochet dejó una huella tan profunda en el imaginario colectivo internacional que la historia de Chile previa al golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende terminó cayendo en el olvido. Como si, entre el 18 de septiembre de 1810 –fecha en que el país suramericano dio los primeros pasos hacia su autodeterminación con la formación de su primera Junta de Gobierno– y el 11 de septiembre de 1973, su alargado territorio hubiera estado inhabitado; como si Allende y Pinochet hubieran salido de la nada.
Las victorias de Chile en guerras que culminaron con la anexión de provincias peruanas y bolivianas a su territorio en el siglo XIX han hecho difíciles sus relaciones con sus vecinos hasta hoy –Bolivia sigue reclamando su acceso al mar–, pero la explotación y exportación de la riquezas de esos suelos le dieron un impulso temprano a su economía. La administración eficiente de sus recursos le dio estabilidad al aparato gubernamental mientras buena parte de los países latinoamericanos estaban enfrascados en guerras civiles recurrentes.

Chile antes de Allende

La democracia se consolidó en Chile entre 1932 y 1973 a pesar de sus serias limitaciones. Cuando a las mujeres, los trabajadores del campo, los analfabetas y los indígenas se les otorgó el derecho al sufragio en los años setenta, se acentuó la polarización política que ya venía creciendo desde la década de los cuarenta por la estagnación que afligía a la economía nacional y la reducción de las posibilidades de distribución de la riqueza. Esa polarización política fue la que propició el ascenso de Salvador Allende a la presidencia de Chile.

Paralelamente a todos estos acontecimientos, la inmigración europea promovida por el Estado chileno tras declarar su independencia de España y la marginación de los habitantes originarios –práctica sistemática heredada de la Colonia– tuvieron un impacto tan grande sobre el tejido demográfico del país que los pueblos indígenas quedaron reducidos a una minoría empobrecida cuya voz apenas se escucha cuando clama por que se reconozcan y respeten sus derechos patrimoniales. De esa impotencia deriva la violencia que hoy amenaza a Chile.

El desafío más grande de Chile

Los aimara, los atacameños, los quechua, los rapa nui, los kolla, los alacalufe, los yámana, los diaguita y los mapuche no parecen haber sido aceptados del todo como chilenos. Han sido combatidos por los conquistadores europeos –el pueblo picunche se da por desaparecido–, ninguneados por el Chile blanco y mestizo desde el siglo XIX , expulsados de sus tierras por el régimen pinochetista y, aunque rescatados del olvido por el auge del indigenismo como movimiento político, tratados con poca diplomacia desde 1990.

En su artículo Chile tras veinte años de Concertación, la politóloga especializada en América Latina e investigadora de la Fundación Ciencia y Política de Berlín (SWP), Claudia Zilla, enfatiza que el país sólo podrá consolidar su posición de democracia ejemplar en el continente americano si consigue reducir las desigualdades socioeconómicas que lo aquejan, una vez superados los escollos que trajeron consigo la crisis financiera global y el terremoto de febrero. Pero la distensión de las relaciones entre el Estado y el pueblo mapuche parece ser el reto más exigente que Chile tiene en sus manos al cumplir sus primeros 200 años.

Un Estado con cuentas pendientes

“En el enfrentamiento con los mapuche hay mayor potencial de conflicto que en la clásica lucha de clases socioeconómicas; la desigualad social se deja resolver mucho más fácilmente que las tensiones entre el Estado y los mapuche”, asegura Detlef Nolte, director del Instituto de Estudios Latinoamericanos del GIGA, en Hamburgo, agregando que, aunque es verdad que hay grandes desbalances en la distribución de la riqueza nacional, los estratos más pobres de Chile tienen un poder adquisitivo mucho mayor que hace veinte años.

“Su discordia con los mapuche es uno de los grandes problemas irresueltos del Estado chileno, que todavía no ha encontrado una manera de abordar el tema de sus derechos que sea satisfactoria para ambas partes”, explica Nolte y sigue: “Los mapuche han sido discriminados desde la época de la Independencia, sobre todo durante la dictadura militar, cuando fueron expropiados de sus territorios, pero también después de ella: en sus tierras se han construido centrales hidroeléctricas y de sus bosques se saca un gran provecho económico”.

La herencia de Sebastián Piñera

“Los mapuches no están dispuestos a hacer concesiones de cara al Estado chileno y éste no está en capacidad de darle a los mapuches la autonomía que ellos aspiran tener; por eso hay tan poco espacio para la negociación entre ellos”, dice por su parte Peter Imbusch, profesor de Sociología en la Universidad de Wuppertal, autor de monografías dedicadas a la política de los países latinoamericanos y co-editor del libro Chile heute (Chile hoy) junto a Nolte. En su opinión, los mapuche no son ignorados, sino percibidos como un auténtico estorbo.

Según Imbusch, esta situación cambió muy poco durante los Gobiernos de la Concertación de Partidos por la Democracia, la alianza de partidos de centro izquierda que aglutinaron a la oposición de Pinochet y que estuvo en el poder desde 1990 hasta marzo de 2010, cuando Sebastián Piñera asumió la presidencia en representación de la Coalición por el Cambio, una alianza de centro derecha. “Ahora que hay un nuevo mandatario cabe aspirar a que él tome la iniciativa de acercarse a los mapuche”, señala el catedrático de la alma máter de Wuppertal.

Salida negociada o violencia asegurada

“En el sur de Chile, donde viven los mapuche, este conflicto interno puede volverse virulento en el curso de los próximos años. Y es que, así como hay sectores de la población indígena que se han radicalizado y están dispuestos a enfrentarse al Estado usando la violencia, el Estado chileno se ampara bajo una legislación que data de la época de la dictadura militar para reprimir las protestas de los mapuche; el Estado chileno se percibe a sí mismo como una entidad unitaria que no puede aceptar las exigencias particularistas de los mapuche”, sostiene Nolte.

Amnistía Internacional ha denunciado las múltiples formas de discriminación de las que son víctimas los mapuche condenados por su presunta participación en la ocupación ilegal de tierras o la destrucción de instalaciones pertenecientes a empresas agrícolas y forestales en La Araucanía, asiento de varios pueblos indígenas antes de la llegada de los españoles. No hay garantía de que sus juicios sean justos, ellos son objeto de procesos tanto en tribunales civiles como militares –hecho que, por sí solo, alarma a las organizaciones de derechos humanos en el mundo–, y se les sigue aplicando la poco transparente Ley Antiterrorista.

Chile bajo escrutinio

Los agentes de seguridad hacen uso excesivo de la fuerza al dispersar las manifestaciones de los mapuche y también durante la investigación y detención de personas imputadas. Ya en 2005 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dijo reconocer que el Estado chileno tenía la responsabilidad de hacer frente a los actos delictivos y mantener el orden público, pero resaltó que estas tareas debían desempeñarse “respetando todos los derechos garantizados por la Constitución e instrumentos internacionales”.

Imbusch advierte que sea cual sea el signo político de los Gobiernos chilenos por venir, ninguno podrá seguirse dando el lujo de mantener una actitud intransigente en esta materia: “Los mapuche han adquirido una gran relevancia y mucha fuerza gracias al valor que se le ha dado a los grupos étnicos originarios del mundo en los últimos lustros. Eso significa que hay una opinión pública de escala internacional que estará prestando atención a lo que el Estado chileno haga para integrar a los mapuches al tejido social de la nación. Y lo que ha hecho hasta ahora en ese sentido deja mucho que desear”.

Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: José Ospina-Valencia

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martes, 21 de septiembre de 2010

El Clarín de Chile: Seguimiento de ‘Edición Central 24 Horas’ del 11 al 17 de septiembre 2010

Informaciones que Televisión Nacional de Chile decidió no dar:

Telesur: Resistencia hondureña reúne 1,3 millones de firmas de apoyo a Constituyente

La Nación: Abogado norteamericano del estudio jurídico Indian Law representará a 16 familias de la Isla de Pascua que reclaman tierras.

RFI: El ministro alemán de Relaciones Exteriores negó que la canciller Angela Merkel y el presidente francés hubiesen evocado un desmantelamiento de campamentos gitanos en Alemania, tal como había afirmado Nicolas Sarkozy.
Cubadebate: La Unión Europea y Estados Unidos solicitaron a los países árabes que abandonen su proyecto de resolución pidiendo a Israel que firme el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) estimando que podría perturbar las actuales negociaciones israelo-palestinas.
BBC Mundo: El fantasma de la escalada global en los precios de los alimentos vuelve a asomarse y con ello los temores de que se repitan las protestas masivas contra de los aumentos, como sucedió en 2008.
Telesur: La policía secreta interceptó comunicaciones del hoy presidente Juan Manuel Santos cuando era ministro.
Cubadebate: El canciller cubano precisó que el bloqueo norteamericano ha significado pérdidas para Cuba valoradas en 751 mil 363 millones de dólares teniendo en cuenta las más de 30 veces que el dólar se ha depreciado frente al oro desde 1961 a 2009.
Telesur: La Procuraduría General de Colombia solicitó a la Fiscalía acusar al general en retiro Miguel Maza Márquez, ex jefe del Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, por el homicidio del ex candidato presidencial Luis Carlos Galán en 1989.
La Tercera: La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay denunció hoy la expulsión de gitanos en Francia, la matanza de emigrantes en México y la práctica de EEUU de autorizar "asesinatos selectivos de sospechosos de terrorismo en circunstancias que desafían las normas internacionales establecidas para proteger el derecho a la vida y el imperio de la ley".
Cubadebate: Cerca del 15 por ciento de la población estadounidense vive hoy en la pobreza según previsiones de las cifras del 2009 y significa alrededor de 45 millones de personas -uno de cada siete estadounidenses-.
Radio Bío-Bío: El presiden de la Corte Suprema, Milton Juica, se pronunció contra del funcionamiento de la Justicia Militar en tiempos de paz.

Televisión Nacional en cambio sí informó:

Hay diferentes modelos de maletas para viajar,
El museo de la moda exhibirá trajes de Madonna
Un joven se cortó con hilo curado
Lady Gaga usó un vestido sorprendente
Un billete salió con fallas de corte
Luis Miguel cantó más de 30 canciones.

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miércoles, 1 de septiembre de 2010

CIPER: Falso tsunami de 2005: El bochorno que anticipó los errores del 27/2


En enero de 2005, el rumor de un falso tsunami movilizó ciudades completas de la VIII Región y generó muertes, accidentes y saqueos. El hecho motivó una investigación del Ministerio Público que determinó responsabilidades de la Armada de Talcahuano: habrían sido funcionarios de esa zona naval quienes malinterpretaron un fax del SHOA y alertaron a familiares, generando alarma y pánico. Sin embargo, tras una investigación, la Fiscalía Naval desestimó las acusaciones. Las pesquisas de la fiscalía regional también dieron cuenta de falta de planificación y competencia del personal civil y naval ante emergencias. Un factor que se repetiría en 2010. En vez de sacar lecciones de la mala experiencia, el falso tsunami de 2005 resultó tan traumático y bochornoso, que autoridades del antiguo gobierno se atreven a confesar en voz baja que ese antecedente rondó en las horas posteriores al terremoto y que bien pudo influir en la indecisión con que se manejó la crisis del 27 de febrero último.

El 16 de enero de 2005, al anochecer de un domingo como cualquiera, la región del Bío Bío fue escenario de un fenómeno que dio la vuelta al mundo. Sin que mediara una alerta oficial, sin que siquiera hubiese un temblor de menor intensidad que lo antecediera, un rumor recorrió poblaciones completas y generó pánico, descontrol y muerte.

–¡Se viene un tsunami, se viene un tsunami! –gritaba la gente al tiempo que huía hacia los cerros.

Gustavo Toro, capitán de la Cuarta Compañía de Bomberos de San Pedro, recordará ante un fiscal que esa noche, decenas de personas se dejaron caer en el cuartel, “comenzando a insultar y agredir al personal de guardia, presionándonos para que tocáramos la sirena”. En lo que calificó como “una situación caótica y casi insostenible para los voluntarios”, recordará también que la turba intentó llevarse el carro de bomberos.

Fue un caos que se prolongó por dos días. Las líneas telefónicas se saturaron, lo mismo que las carreteras. Hubo colisión de vehículos, peleas, accidentes, muertos y saqueos. El hecho concitó la atención mundial y se prestó para mofas. Poblaciones completas huyendo de una salida del mar inexistente y en apariencia infundada, salvo por un detalle: unas horas antes, a través de sus canales internos, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) había informados de un sismo de 6.6 grados en la escala de Richter en la isla Yap, a nueve mil kilómetros de nuestras costas.

En la región del Bío Bío el informe del SHOA sólo circuló entre funcionarios de la Armada. Su propósito era descartar que ocurriría un tsunami en nuestro país. Pero todo indica que tuvo el efecto contrario.

Debido al impacto que provocó el falso tsunami en Concepción y sus costas, la Fiscalía Regional del Bío Bío abrió una investigación que condujo a una conclusión significativa a la luz de lo ocurrido el 27 de febrero último: el rumor se originó en poblaciones navales de Talcahuano.

Ante las evidencias que apuntaban a la Armada, la causa fue derivada a la Fiscalía Naval. Sin embargo, esta institución descartó cualquier responsabilidad de sus funcionarios y devolvió la causa al sistema civil. Entonces la investigación fue archivada y todo quedó reducido a una situación confusa y bochornosa que dejó decenas de heridos, daños materiales nunca cuantificados y dos personas muertas por paro cardiorrespiratorio: Irma Milla Muñoz (69) y María del Rosario Ballard (65).

No había un origen claro, aunque sí una motivación: dos meses antes había ocurrido el tsunami del sudeste asiático, que costó 230 mil vidas. Entre ellas la de la chilena Francisca Cooper, que tuvo amplia cobertura en los medios.

Lo relevante en este caso no es el efecto del rumor sino más bien la causa, atribuida a una impericia de funcionarios de la Armada destinados en Talcahuano, quienes habrían malinterpretado el comunicado del SHOA y luego alertado a familiares. Una situación que tiene semejanzas con lo ocurrido el 27 de febrero de 2010: el SHOA tuvo dificultades para interpretar la información disponible y terminó descartando la alerta de maremoto al tiempo que las olas devastaban las costas del país.

Junto con lo anterior, la investigación de 2005 que llevó a cabo el entonces fiscal jefe de Talcahuano, Raúl Bustos Saldías, también detectó graves deficiencias en la respuesta de las autoridades encargadas de afrontar emergencias. Deficiencias que se asemejan a las exhibidas por las mismas autoridades a comienzos de este año y que hoy son materia de una nueva investigación del Ministerio Público.

MORTALMENTE PARECIDOS

El falso tsunami quedó grabado en la memoria de los habitantes de la VIII Región. Un trauma que permanecía latente al 27 de febrero último. Por ello, y por el fuerte impacto social que provocó, algunas autoridades civiles del antiguo gobierno hoy se atreven a confesar en voz baja que ese antecedente rondó en las horas posteriores al terremoto y que pudo influir en la indecisión con que se manejó la emergencia. Si decretaban la alerta de maremoto, temían repetir un fiasco como el de 2005. Por lo demás los actores no eran muy distintos.

Carmen Fernández por entonces oficiaba de directora subrogante de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi). El titular, Alberto Maturana, se encontraba participando en Japón de un seminario sobre emergencias. Maturana tuvo que dar explicaciones ante expertos de todo el mundo. Fernández fue la encargada de manejar la crisis, llamando a la calma y asegurando que el organismo que representaba disponía de un sistema de prevención con “una posición de vanguardia en el mundo”.

Marcos Oyarzo, primer comandante del Cuerpo de Bomberos de Talcahuano, es de los que creen que los hechos de 2005 bien pudieron haber influido en la indefinición con que actuaron las autoridades hace seis meses. Recuerda que fue “una experiencia traumática que obligó a replantear los planes de contingencia para colaborar con la ciudadanía”.

La señal más clara de que para 2010 ese hecho aún estaba fresco entre las autoridades la dio el destituido director del SHOA, capitán de navío Mariano Rojas. En su comparecencia a la comisión investigadora de la Cámara de Diputados, Rojas dio cuenta de lo que estaba en juego a la hora de sopesar los antecedentes que lo llevaron a levantar la alerta de tsunami:

-Cualquiera de las dos decisiones podía acarrear alguna situación indeseada. Es más, podría haber ocurrido que yo hubiera mantenido la alerta. Quizás la gente hubiera corrido, quizás hubiera muerto gente, derivado de que no bajaron de los cerros, que estaban en los hospitales, niños, accidentes, etcétera, y probablemente hoy día estaría siendo juzgado porque no cancelé la alerta con los antecedentes que tenía.

GRAMÁTICA Y REDACCIÓN

La madrugada del 27 de febrero de 2010, casi media hora después de ocurrido el terremoto, los dos funcionarios que se encontraban de turno en la Onemi recibieron un fax proveniente de la Armada. Se titulada “Alerta de tsunami” y lo esencial, destacado en negritas y mayúsculas, decía lo siguiente: (EL SISMO) FUE DE MAGNITUD SUFICIENTE PARA GENERAR TSUNAMI. SE DESCONOCE SI SE HA PRODUCIDO. SI SE DIERA LA POSIBILIDAD DE OCURRENCIA, SITUACIÓN QUE SERÍA INFORMADA OPORTUNAMENTE EN LAS HORAS ESTIMADAS, SERÍAN LAS SIGUIENTES (HORAS).

Tanto ante la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados como ante la fiscal Solange Huerta, quien indaga eventuales responsabilidades penales por las fallas en los sistemas de alerta, los dos funcionarios de turno de la Onemi declararon que el documento les resultó ambiguo. Y no sólo eso: a juicio de ambos, se contradecía con la información que les transmitía el SHOA por frecuencia VHF.

–No tenemos ningún reparo en declarar una alerta de tsunami si la información es clara y precisa –testificó ante los diputados el radio operador de la Onemi, Rafael López–. Sin embargo, en este caso, a mí entender, no fue así.

En tanto, el capitán de navío Mariano Rojas, quien dirigía el SHOA y resultó destituido por los errores de ese organismo, dirá que el fax fue claro, partiendo por el título, y que los mensajes radiales –de los cuales no existe respaldo– no hicieron más que ratificarlo.

–Obviamente, si la Onemi tenía dudas sobre las acciones que estábamos proponiendo, debió preguntar. Deberían haberme dicho que no les quedaba clara la información –sostuvo ante los diputados el ex director del SHOA.

Cinco años atrás, la tarde del domingo 16 de enero, otro fax proveniente del SHOA generó confusión. Tras dar cuenta de un sismo en la isla Yap, en la Micronesia, el comunicado describía en letras mayúsculas la siguiente situación: LAS CARACTERÍSTICAS DEL SISMO NO REUNEN LAS CONDICIONES PARA GENERAR UN TSUNAMI EN LAS COSTAS DE CHILE. SIN EMBARGO, PUEDE PROVOCAR PEQUEÑOS CAMBIOS EN EL NIVEL DEL MAR EN ÁREAS CERCANAS AL EPICENTRO.

El fax fue despachado a las diferentes gobernaciones marítimas y capitanías de puerto, además de la Onemi. A todas luces es más claro y directo que el anterior, sin dejar lugar a ambigüedades. Sin embargo, por alguna razón, atribuida tal vez a la prevención respecto a que el sismo “puede provocar pequeños cambios en el nivel del mar en áreas cercanas al epicentro”, en la principal zona naval del país no lo habrían leído correctamente.

Resulta significativo que el error –de acuerdo con las indagaciones del fiscal Raúl Bustos– se haya generado en la Base Naval de Talcahuano. La II Zona Naval es el mismo escenario de una fuerte controversia por la información que la madrugada del 27 de febrero entregó su máxima autoridad, contralmirante Roberto Macchiavello.

De acuerdo con testimonios de representantes de Carabineros, Bomberos y operadores de puerto y ex autoridades políticas, en las horas posteriores al terremoto el jefe naval descartó en todo momento la ocurrencia de un tsunami, lo que fue transmitido a la población por el intendente Jaime Tohá. El contralmirante Macchiavello, quien se mantiene en su puesto, niega estas versiones. Ninguno de los dos aún ha prestado aún declaraciones ante la fiscal.

CONTRADICCIONES

El oficio de mayo de 2005 con que el fiscal Raúl Bustos se declaró incompetente para seguir investigando el falso tsunami, derivando la causa a la Fiscalía Naval, señala lo siguiente:

“Se obtuvo antecedentes que confirman fuente de origen de la información en la Armada, por lo que se procedió a tomar declaración a funcionarios de la Gobernación Marítima de Talcahuano, que en términos generales arrojaron contradicciones sobre procedimientos, competencias, informaciones y hora de ocurrencia de los hechos”.

Las contradicciones habrían partido por los canales de comunicación internos.

Si bien uno de los marinos declaró ante el fiscal que la información del SHOA debería ser recibida por la Oficina Distribuidora de Mensajes, que reporta al oficial de servicio y éste a su vez al gobernador marítimo, la investigación del Ministerio Público determinó que este procedimiento no se cumplió.

No todos los marinos que estaban de turno ese día y que fueron interrogados parecían tener claro qué hacer en caso de una emergencia.

Mientras el cabo primero Ricardo Mella Cruces dijo que en caso de una alerta de tsunami debía activarse el Plan Campanazo, procedimiento que “no dura más de tres minutos” y en el cual “el gobernador marítimo toma el control de la situación”, el cabo segundo Rodrigo Cutiño Barrientos, a cargo de la central telefónica, declaró que, “en caso de que hubiera ocurrido un tsunami, no existía un plan de operación”.

En problema no sólo estaba en la Armada. Como en la Oficina Regional de Emergencia (Oremi) del Bío Bío trabajaba únicamente su director, Juan Enrique Romero, quien sólo laboraba días hábiles y en horario de oficina –lo que se repetirá en 2010–, éste recibió en su casa un llamado telefónico desde Santiago para advertirle que le habían enviado un fax a su oficina. Ese fax era el mismo despachado por el SHOA.

Para entonces, el pánico comenzaba cundir en Concepción, San Pedro de la Paz, Talcahuano, Hualpén, Chiguayante, Penco y Coronel. En su declaración ante el fiscal, Romero dirá que la primera información que tuvo sobre evacuaciones masivas provino de un sector de marinos de la población Las Higueras. “Había movimiento de gente que estaba cargando sus vehículos para arrancar hacia el cerro”, testificó el funcionario.

De acuerdo con el mismo relato, cuando la situación ya estaba fuera de control, pasada la medianoche, el director de la Oremi del Bío Bío logró tomar contacto con Carlos Morelli, encargado de Emergencias de la Municipalidad de Concepción, a quien le dijo: “Alguien tiene que salir a desmentir esto”.

Como se desprende de esa declaración, no había claridad acerca de quién debía asumir la vocería en una crisis. Tampoco en la Onemi parecía haber un plan de acción definido en casos como estos.

En el mismo testimonio, Juan Enrique Romero contará que cerca de la medianoche, tras tomar contacto con Carmen Fernández, quien oficiaba de directora subrogante de la Onemi, “planificamos respecto de estrategias a seguir para comunicarle a la población de que todo era una falsedad, y optamos como primera medida concurrir a los medios de comunicación”.

A raíz de esa experiencia, unos meses después del falso tsunami la intendencia regional suscribió un acuerdo para que radio Bío Bío oficiara de emisora oficial en caso de emergencias. Pero no es que ese acuerdo se haya activado el 27 de febrero último, señala Piero Mosciatti, uno de los propietarios de Bío Bío: simplemente era la única emisora que estaba en condiciones de operar.

Lo cierto es que en 2010 no hubo oportunidad de poner en marcha estrategia alguna. Jorge Henríquez, quien oficiaba de director de la Oficina Regional de Emergencia del Bío Bío, sólo pudo comunicarse con la oficina central en Santiago por pocos segundos mientras se desarrollaba el terremoto. Después quedó incomunicado como buena parte de la población.

Henríquez no era el único funcionario de la Oficial Regional de Emergencia. Desde 2008 trabajaban otros tres. Sin embargo, no había implementado un sistema de turnos para funcionar las 24 horas.

ISLA QUIRIQUINA

Desde su oficina en el centro de Concepción, donde hoy ejerce la actividad privada, el ex fiscal Raúl Bustos recuerda que la investigación de 2005 fue igual a buscar una aguja en un pajar. No había claridad acerca de cómo había empezado el rumor, y en teoría, porque nadie se hacía cargo de él, cada habitante cercano a la costa de la del la VIII Región era un potencial testigo.

–Nuestro punto de partida fue el siguiente: para que esto haya prendido tiene que haber sido una fuente creíble –dice el abogado.

Con este principio, el fiscal y dos policías interrogaron a decenas de potenciales testigos, varios de los cuales coincidían en que los primeros movimientos se habían generado en población Higueras, de amplia presencia de marinos. Pero la pista más clara surgió cuando dieron con dos mujeres, familiares de funcionarios de la Armada, que coincidían en haber escuchado una alerta pública mientras se encontraban gozando de una tarde de playa en la isla Quiriquina, sede la Escuela de Grumetes.

En su declaración a fiscalía, Nilda Luisa Mellado Retamal aseguró haber escuchado junto a una sobrina un llamado de alerta ante la proximidad de un tsunami. El testimonio fue ratificado por la sobrina, Miriam Elizabeth Bravo, quien estaba casada con un sargento 1° de la Armada. En su testimonio, que quedó adjunto a la carpeta de la investigación naval, se lee lo siguiente:

-Cuando escuché esto me miré con la tía Nilda y le pregunté: Tía, ¿escuchaste? Y ella me miró igual de sorprendida y me dijo Sí, escuché, y nos reímos en ese momento. Nos causó gracia y ahí nosotras nos empezamos a preguntar ¿Qué vamos a hacer?, ¿por dónde vamos a arrancar? (…) Pienso que el resto (de las personas) pensó que era una broma.

Los testimonios de ambas mujeres –junto con otros elementos de prueba– llevaron al fiscal a declararse incompetente y pasar los antecedentes a la Fiscalía Naval de Talcahuano. La causa fue seguida por el capitán de corbeta Juan Pablo Soteras Campos, quien ofició de fiscal naval y completó dos gruesas carpetas con múltiples testimonios de marinos que contradecían la tesis de su par civil. Ninguno había escuchado algo semejante a una alerta de tsunami en la isla Quiriquina. Ni en la isla ni en ningún otro lado. Ninguno arrancó a los cerros ni reparó en el caos que vivía Talcahuano.

En buenas cuentas, los cerca de cincuenta funcionarios de la Armada interrogados por el capitán de corbeta desmintieron tener relación alguna con el origen del rumor.

El 14 de diciembre de 2005, la Fiscalía Naval de Talcahuano se declaró incompetente por cuanto, según se lee en la resolución, “no existe participación de personal militar” en los hechos investigados.

Sobre el fax del SHOA, indica que fue recibido en Talcahuano “por la Comandancia en Jefe de la Segunda Zona Naval y en la Comandancia en Jefe de la Fuerza de Submarinos, sin que ninguno de estos Mandos en Jefe difundiera la información a sus Unidades y Reparticiones dependientes. Por lo tanto, el mensaje nunca fue recibido en la isla Quiriquina”. También consigna que “se interrogó al personal naval residente en (la población) Higueras a la época de los hechos investigados, manifestando todos que no hubo evacuación de personal naval”.

La resolución está firmada por Fernando Jiménez Loosli, capitán de fragata y auditor naval, y por el contralmirante Daniel Arellano Walbaum, jefe máximo de la base de Talcahuano que actúa como juez naval. Este último oficial dejará su cargo y pasará a retiro en los mismos días en que despachó el citado informe. En la ceremonia de despedida, Arellano Walbaum destacó que el falso tsunami permitió extraer enseñanzas “tanto en aspectos comunicacionales como en los sistemas de alerta y de emergencia”.

Entonces la causa volvió al Ministerio Público y a principios de 2006 fue archivada definitivamente.

SEÑALES DE ALERTA

Lo ocurrido en 2005 fue una lección que bien pudo servir para afrontar de mejor manera la emergencia de 2010. Un llamado de atención. Así lo alertó una editorial del diario El Sur de Concepción publicada en 2007, a dos años del falso tsunami: “Más allá de los recuerdos de una huida en masa, lo más evidente de aquellas horas de terror fue la nula preparación regional para enfrentar una emergencia de semejante magnitud”.

Las fallas en los sistemas preventivos también fueron alertados por quien fuera director del SHOA hasta 2005. De acuerdo con cercanos al capitán de navío Roberto Garnham Poblete, éste insistió permanentemente ante las autoridades civiles y militares de las deficiencias de los sistemas de alerta y emergencias ante tsunamis. Estaba convencido de que en cualquier momento podría ocurrir un desastre de esa naturaleza. Por ello implementó un sistema de conexión directo y permanente con el ex director de la Onemi mediante una radio HF. Sin embargo, la mayoría de sus propuestas no fueron tomadas en cuenta por sus superiores.

También el fiscal que llevó la causa del falso tsunami se queja de no haber sido tomado en serio.

–La verdad de las cosas es que en ese tiempo estaba solo en esto. No había ánimo de llegar a la verdad ni de formalizar a alguien, menos a algún funcionario de la Armada. El mensaje que recibí de mis superiores fue que esta investigación había que terminarla cuanto antes –se queja el Raúl Bustos, sin especificar el nombre de los aludidos.

Una situación similar puede ocurrir con la investigación que desarrolla la fiscal Solange Huerta. No porque no haya ánimo de investigar, todo lo contrario: cuenta con apoyo institucional y desde que se hizo cargo de la causa ha realizado un fuerte despliegue por el centro y el sur del país en busca de antecedentes. Sin embargo, si llega a establecer responsabilidad de funcionarios de la Armada, como parece estar ocurriendo, se verá obligada a declararse incompetente y pasar los antecedentes a la autoridad naval.

Artículo original aquí

martes, 10 de agosto de 2010

Chile-Perú: las dos caras de un espejo

Paz Verónica Milet

Chile y Perú tienen una relación fluctuante, afectada permanentemente por la herencia del pasado. La Guerra del Pacífico y sus consecuencias más visibles -pérdida territorial, invasión chilena y consecuente obtención de trofeos de guerra- aún son un factor determinante en el avance y desarrollo de los vínculos entre Chile y Perú.

La hipótesis desarrollada en este trabajo plantea que la consecuencia fundamental de este conflicto, en cuanto a su capacidad de afectar la relación actual entre ambos países, es la generación de imágenes que han ayudado a construir una percepción negativa del otro.

Tres son las principales imágenes que abordaremos en este estudio. La de ganador y vencido; la de invasor e invadido y la de país exitoso y estable frente a la imagen de un país políticamente inestable y con altos niveles de pobreza.

I. PERCEPCIONES COMPARTIDAS Y CONTRADICTORIAS

El análisis de los discursos y de los textos de ambos países aporta un elemento coincidente. La Guerra del Pacífico es un hito en la historia bilateral y regional.

Para gran parte de la sociedad peruana, "la Guerra del Pacífico es el acontecimiento más importante de nuestra historia militar. Muchas de nuestras acciones y política militar aún se ven a través del prisma de este trauma que vivió el Perú hace más de un siglo. Muchas veces ese prisma no nos deja ver con claridad la realidad y nos hace tomar decisiones equivocadas"2. Para una fracción importante de los peruanos aún existe la noción del orgullo nacional herido por la derrota y por la invasión chilena.

En el caso de Chile, la victoria permitió la persistencia de la noción de unas fuerzas armadas "jamás humilladas y jamás vencidas" y generó un sentimiento de excesivo orgullo nacional, que condicionó y condiciona la vinculación futura con sus vecinos del norte, determinando la agenda de política exterior y de defensa a nivel gubernamental; pues la herencia histórica, a pesar de la voluntad política expresada por ambos gobiernos, resurge frente a cualquier divergencia. José Rodríguez Elizondo denomina el proceso experimentado por los chilenos después de la guerra como una "sobrecompensación" y señala que "hoy parece evidente que ese orgullo mutó en arrogancia focalizada y que ésta sirvió poco al interés nacional. En contrapunto con el rencor peruano, amarró el desarrollo futuro de ambos países a una íntima enemistad, que se expresaría, para unos, en la obligación de conservar lo ganado y, para otros, en la necesidad de recuperar lo perdido. Ese amarre impediría asomarse a las posibilidades de una cooperación que los potenciara a ambos conjuntamente"3.

Esta imagen de ganador y vencido y su repercusión en el alma nacional se mantienen hasta hoy; pero adquieren nuevas formas y se unen a nuevas imágenes que ayudan a construir una percepción fundamentalmente antagónica del otro.

A esto contribuye el que, a pesar de los avances sustantivos en materia comercial, no se haya logrado un mayor desarrollo en la solución de la agenda histórica, en la que se pueden identificar una serie de demandas insatisfechas por parte de los peruanos:

Primero, para algunos actores de la sociedad peruana, la solución a las Cláusulas pendientes del Tratado de 1929 -alcanzada en 1999 por ambos países- no es satisfactoria para Perú y han planteado demandas sobre asuntos de delimitación marítima, que mantienen vigentes en la agenda bilateral los temas de frontera, a pesar de la posición chilena consistente en que no hay cuestiones limítrofes pendientes. Esto ha sido rescatado por el gobierno peruano y de hecho en el primer proyecto de Libro Blanco de la Defensa Nacional de Perú, dentro del escenario subregional se señala "En estos últimos años varios países de la subregión luego de tensiones han alcanzado acuerdos en materia de límites en el marco del derecho internacional, como Chile- Argentina y Perú-Ecuador, lo que ha reducido parcialmente las posibilidades de confrontaciones violentas, sin embargo, aún subsisten algunas discrepancias que deben ser solucionadas a través de la vía diplomática, tal como la delimitación marítima entre Perú y Chile, así como la ejecución de asuntos pendientes establecidos en el Acuerdo de Paz entre Perú y Ecuador del 26 de octubre de 1998, donde deben prevalecer los esfuerzos entre los países que puedan originar una evidente carrera armamentista con proyecciones de expansión económica y futuras pretensiones encubiertas"4. Aunque en la versión final se eliminó la referencia explícita al caso chileno, sí se deja constancia de la posibilidad de conflicto por los límites marítimos. En la tipología de posibles conflictos y enfrentamientos, específicamente en el acápite de conflictos territoriales tradicionales, se habla de los asuntos demarcatorios pendientes en las fronteras marítimas, fluviales y lacustres5.

Segundo, la devolución de ciertos trofeos de guerra. Libros, documentos y el emblemático Huáscar. Esto se evidencia en las declaraciones del Almirante Alfredo Palacios Dongo, ex Comandante General de la Marina peruana, quien pidió al entonces Canciller Allan Wagner "iniciar las gestiones para la repatriación del patrimonio que nuestro país perdió durante la Guerra del Pacífico, en particular el monitor Huáscar, tomado como trofeo por el Ejército chileno"6. En la práctica estos temas pendientes del post conflicto -esta noción de falta de soluciones por alcanzar- han agudizado en determinado sector de la sociedad peruana la imagen del país vencido frente al Chile victorioso. Las consecuencias de este conflicto se evidencian incluso, según José Rodríguez Elizondo, en la estructuración de la sociedad peruana. A juicio del autor, existirían tres sectores claramente diferentes respecto a la vinculación con Chile: dos posiciones minoritarias opuestas y una posición central oscilante y definitoria.

De un lado está una minoría clara y duramente revanchista, para la cual es vital mantener una "ventana abierta" que justifique la recuperación del patrimonio territorial perdido, cuando el balance de fuerzas militares lo permita. Las cláusulas pendientes del Tratado de 1929 cumplen esa función y, por tanto, nada convencerá a esta minoría para contribuir a aprobar un finiquito formal.

En cuanto a la minoría opuesta, postula que es anacrónico seguir esperando una revancha bélica, pues en las condiciones socioeconómicas del país, y vista la interdependencia global, jamás habrá victoria con sentido en una nueva guerra chileno-peruana. Esta minoría, que no puede arriesgarse a ser percibida como "chilenófila", está compuesta fundamentalmente por los sectores de mejor nivel socioeconómico y por la parte más lúcida de la intellegentsia.

... El gran bloque central de la nación oscila entre ambas minorías, de acuerdo con la coyuntura, la capacidad de convicción y los medios que ellas desplieguen. En períodos de distensión, esto favorece a la segunda minoría, no por afecto a Chile sino por el peso obvio de la racionalidad. Sin embargo, en períodos de tensión, puede favorecer a la minoría ultranacionalista, dada la ventaja que ésta tiene en el empleo agresivo de la comunidad7.

II. LA NOCIÓN DE INVASIÓN

Son los sectores más conservadores, que quedan representados en esta diferenciación, los que más evidencian la persistencia de una imagen de país invadido, frente al auge de las inversiones de chilenos en Perú, que se desarrolla desde inicios de la década de los noventa.

En general, existe la percepción de que la llegada de capitales chilenos al Perú favorece el crecimiento y el desarrollo económico, pero para determinados sectores de la sociedad peruana esto ha constituido una nueva invasión.

En 1996 la revista Debate, en su edición de marzo-abril de 19968, daba a conocer una encuesta realizada a 504 personas mayores de 18 años, de ambos sexos y de todos los niveles socioeconómicos, residentes en la zona metropolitana de la Lima, que entregaba un panorama poco alentador. Ante las preguntas de ¿está usted de acuerdo o en desacuerdo con que ingresen al Perú capitales chilenos? Y ¿si el ingreso de capitales chilenos generara más puestos de trabajo, cambiaría usted de opinión?, el universo estudiado mostró la siguiente disposición:

TABLA 1: ¿Está usted de acuerdo con que ingresen capitales chilenos al Perú? (Encuesta de opinión pública)

Claramente los grupos de menor educación y mayor edad son más reacios a un acercamiento con Chile y se ven más afectados por lo que la prensa peruana graficó como una "invasión chilena".

En qué se sustentaría esta imagen de invasión:

1. En la llegada masiva de capitales chilenos a invertir sobre todo en servicios básicos, que son actividades que tienen mayor visibilidad pública.

2. Una conducta negativa de ciertos empresarios chilenos en el exterior. En este sentido, se argumenta cierta prepotencia, falta de adecuación a la idiosincrasia del país e ineficiencias en el manejo de las relaciones interempresa y de la empresa con el exterior.

3. Aunque en los últimos años esta imagen de "país invasor" no tiene la misma fuerza, porque ya las inversiones chilenas se han diversificado y no se desarrollan con el dinamismo de hace unos años, sí persisten las críticas frente a la acción de los empresarios chilenos en Perú, pero bajo otro concepto. Se los acusa de desarrollar expansionismo, afectando la industria peruana a través del desarrollo de monopolio. Esas fueron las acusaciones generadas en el marco del conflicto Lan Perú, cuando se señaló que la propiedad de esta aerolínea sería mayoritariamente de chilenos.

III. LA ARROGANCIA CHILENA

La imagen actual, que se ve alimentada por estas dos visiones -del país ganador e invasor-, y que estructura la percepción que existe en Perú respecto a Chile, es la de un país arrogante, orgulloso de su potencialidad económica y de su estabilidad política.

Esto lo grafica Francisco Durand, profesor de la Universidad de San Antonio, Texas9, al señalar que:

… La manera como los de arriba del país del sur miran a los de abajo también se observa en sus relaciones con sus vecinos, Bolivia y Perú, países vistos como "de indios", y al cual siguen los epítetos consabidos de subdesarrollado, inestable, pobre, atrasado, porque ahora se presentan como la isla del éxito económico en un mar de fracasos. El hecho de que Chile haya mejorado notablemente sus indicadores económicos, y en menor medida los sociales, y que haya adoptado incluso la meta de llegar a ser "desarrollado" para el 2021, aniversario de la independencia, refuerza ese sentimiento. O mejor dicho, lo esconde bajo el manto de haber -a diferencia de sus vecinos- superado esa condición de atraso, lo que lo hace "superior". Que bolivianos y peruanos pobres migren a ese país en busca de mejores oportunidades refuerza el rechazo, porque ahora "los indios están adentro" y el racismo nacionalista ya no se siente sino se práctica.

Esta arrogancia, desde la perspectiva de Durand y de otros analistas peruanos estaría sustentada básicamente en dos elementos:

1. La imagen de una capitanía que supera al virreinato. Esta tesis también es sustentada por Rodríguez Elizondo, quien argumenta que "la victoria dio inicio, así, a un "cambio de pelo" nacional. Los chilenos se liberaron de su sentimiento de subordinación a los peruanos en lo cultural, político y económico. Atrás quedó el tiempo en que Santiago lucía como un villorrio marginal, dependiente de la Lima virreinal en casi todo. Como otra ganancia, se sintieron vengados por la que percibían como ingratitudes históricas"10.

2. Un país que privilegia su vinculación con otras regiones y opta por diferenciarse de su entorno inestable.

IV. EL OTRO ESCENARIO: LA PERCEPCIÓN CHILENA

En Chile también existen diferentes posiciones frente a la relación bilateral: hay una mayoría proclive a un acercamiento entre ambos países, basado en el incremento del intercambio bilateral y de las inversiones en ese país. Su planteamiento es que Perú es un socio confiable, que está en un período de estabilización económica y que existen las condiciones para un acercamiento mayor.

Un segundo grupo ve con mayores reservas el acercamiento bilateral. Unos por razones estratégicas -de los riesgos que conllevaría una mayor integración en la zona norte- y otros por la inestabilidad del gobierno peruano y el escaso nivel de apoyo que ostenta el Presidente Toledo. No se evidencia la existencia de un sector totalmente contrario a un acercamiento con Perú. Si realmente existe, no tiene repercusión nacional y menos en la formación de decisiones sobre política exterior11.

De hecho, uno de los principios fundamentales de la política exterior del actual gobierno chileno es "priorizar sus relaciones con los países vecinos, de manera de asegurarle al país un entorno de paz y desenvolvimiento económico sobre la base de la estabilidad y prosperidad también de sus vecinos, por lo cual tiene que aprovechar todas las oportunidades para acrecentar la cooperación vecinal"12. Esto representa una continuidad respecto a lo efectuado, en general, en la política exterior chilena y es el marco que ha permitido que se avance a nivel comercial y en otros ámbitos, como en el proyecto de homologación de sus gastos militares, uno de los principales generadores de desconfianza entre dos gobiernos, no sin dificultad. Además, se ha establecido como mecanismo permanente el 2+2, reuniones periódicas entre los cancilleres y ministros de defensa de ambos países, y se siguen desarrollando medidas de confianza mutua entre las fuerzas armadas.

En general, no existe constancia de una opción por contraponer una imagen exitosa, expansionista, frente a la de un vecino con problemas de inestabilidad política y pobreza estructural, aunque en el último tiempo ha evidenciado niveles muy positivos de evolución macroeconómica.

Algunos sectores, dentro de Chile, sí resaltan la existencia de una nueva arrogancia y de un intento por diferenciarnos de nuestro vecindario, como señala el sociólogo Jorge Larraín. "Hemos acentuado más, en el último tiempo, aquello que nos separa del resto de América Latina. Y eso, a partir de un discurso identitario nacido en los 80. Un discurso triunfalista, que habla de un país ganador, un país modelo, que nos lleva a distanciarnos de otros países, que no son tan ganadores ni tan modelos. Que no han aplicado las recetas como nosotros"13.

No obstante, al nivel oficial y de los actores involucrados en el acercamiento con Perú se ha trabajado por evitar esta imagen de país "arrogante" e "invasivo". De hecho los empresarios nacionales han variado sustantivamente su estrategia de posicionamiento en Perú.

V. HIPÓTESIS DE CONFLICTO

A nivel de la ciudadanía en general, no se evidencia la posibilidad de un conflicto armado con nuestros vecinos. Eso sí, de presentarse tal escenario, una encuesta realizada por FLACSO-Chile en el 2002 muestra cómo en el caso hipotético de una guerra la población considera más factible que el enfrentamiento sea con Perú (ver figuras 1 y 2).

FIGURA 1: Percepción de posibilidad real de conflicto armado con alguno de los países limítrofes de Chile

FIGURA 2: En caso de un conflicto armado, ¿con qué país limítrofe sería más factible? (pregunta realizada sólo a quienes creen en la posibilidad real de una guerra)

No obstante, existen una serie de instancias o situaciones que posibilitan el desarrollo de confrontaciones entre ambos países, que no necesariamente repercutirán en una acción armada. En la mayoría de estas situaciones se denota que el origen del conflicto es una percepción negativa del otro y la persistencia de imágenes confrontacionales.

Por ejemplo, a nivel interestatal, junto con la ya nombrada discrepancia por la delimitación marítima, existen dificultades por la renovación de armamento tanto de Chile como de Perú.

El gobierno y la prensa peruana han hecho referencia a una posible carrera armamentista desarrollada por Chile. En la presentación que hizo el Ministro de Defensa peruano al Congreso para solicitar autorización para adquirir dos fragatas Lupo, identificó como una posible fuente de amenazas los cuadros de adquisiciones futuras de Chile.

Además, en una encuesta realizada por el Grupo Apoyo, el 82% de los habitantes de Lima estima que Chile trata de superar al Perú en capacidad militar y sólo el 12% indica que el país busca un equilibrio. El 6% no sabe o no responde14.

Respecto a la delimitación marítima, en clara referencia a que ésta es una consecuencia heredada de la Guerra del Pacífico, algunos sectores de Perú han propuesto relacionar esta demanda con la planteada por Bolivia. El Embajador peruano en La Paz ha planteado que "entre Chile y Perú existe una frontera marítima no delimitada todavía. Por lo tanto, dado que posiblemente la propuesta o el lugar donde se ubique la solución a la mediterraneidad boliviana esté en Arica -de acuerdo con el tratado de 1929- deberá ser con acuerdo previo entre partes. En esa medida, ambos temas, tanto la delimitación marítima entre Chile y Perú, como la salida soberana de Bolivia al mar por la misma zona, serán o deberían ser materia de una propuesta integral15.

Las imágenes antagónicas también se evidencian en los conflictos entre los Estados y los privados. En este ámbito, hay dos casos emblemáticos. El primero es el que se desarrolla en los tribunales chilenos entre la línea aérea Aerocontinente y el gobierno de Chile, en el que aerolínea plantea que fue objeto de trato discriminatorio, para favorecer el monopolio de Lan Chile, mientras que el gobierno chileno acusa a la aerolínea de lavado de dinero.

El segundo caso involucra al gobierno peruano y a Luchetti y está siendo objeto de arbitraje en CIADI. A pesar de su renuencia inicial, el gobierno peruano se ha sometido a este mecanismo de solución de conflictos. En esta controversia también la empresa chilena argumentó ser objeto de discriminación por parte del gobierno peruano.

VI. CONCLUSIONES

La relación entre Chile y Perú aún está fuertemente condicionada por la herencia histórica que se evidencia, principalmente, en la existencia de una serie de imágenes antagónicas. Estas se identifican fundamentalmente con la noción de dos países rivales, para los que la Guerra del Pacífico fue y es un elemento primordial en la generación de una identidad nacional. En el caso de Perú, es una herida siempre abierta, que implicó la perdida de la continuidad Tacna-Arica y que condicionó su vinculación con la antigua Capitanía.

En el caso de Chile, supuso la incorporación de nuevos territorios y la formación de una identidad orgullosa de los triunfos frente al antiguo virreinato poderoso.

Vencer las percepciones construidas sobre estas imágenes supone un cambio cultural, un trabajo de más largo plazo que el mero establecimiento de iniciativas comerciales y políticas.

Las discrepancias a las que hacen referencia los medios de comunicación son una visión coyuntural de este conflicto más profundo, que supone cambios en las estructuras culturales de ambos países.


2 Luis Barandarían Pagador, Desarrollo y gasto militar. El caso peruano, Editorial APOYO, Lima, Perú, octubre de 1995, pp. 55.

3 José Rodríguez Elizondo, "El siglo que vivimos en peligro", La Tercera-Mondadori, 2004, pág. 26-27.

4 Primer proyecto de Libro Blanco de la Defensa de Perú, Pto. G, pág. 6

5 Pág. 69.

6 Información del diario El Correo, 3 de diciembre del 2002.

7 José Rodriguez Elizondo, "Chile-Perú: Imágenes con interferencias", Debate XVII (87), marzo_abril de 1996 y en "Relación Chile-Perú en el marco de las Convenciones de Lima", revista Políticadel Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Chile, Volumen 33, Primavera 1995, Santiago de Chile.

8 Revista Debate, marzo-abril de 1996, volumen XVII, Número 87, APOYO Comunicaciones S.A, Lima, Perú.

9 Diario La República, abril de 2004.

10 ibid pág. 25

11 Al respecto ver Claudio Fuentes y Paz Milet, Chile-Bolivia-Perú: ¿es posible un esquema de seguridad? Análisis de las relaciones exteriores y de seguridad en los `90, en Raúl Barrios, Ed. Bolivia, Chile, Perú: una opción cooperativa, UDAPEX, Bolivia, 1997.

12 Programa de gobierno. Para crecer con igualdad, 1999.

13 La Tercera, 20 de septiembre de 2004.

14 Diario El Comercio, 16 de marzo de 2004.

15 La Razón, Bolivia, 6 de abril de 2004.

Paz Milet es periodista de la Universidad Diego Portales, Chile. Actualmente se desempeña como Coordinadora del Área de Relaciones Internacionales y Estudios Estratégicos de FLACSO-Chile. Entre sus publicaciones más recientes están: Seguridad y defensa en las Américas: La búsqueda de nuevos consensos (en co-edición con Francisco Rojas Aravena, FLACSO-Chile, 2003); El Proceso de Consultas a la Sociedad Civil en la III Cumbre de las Américas (FLACSO-Chile, 2002); Estabilidad, crisis y organización de la política. Lecciones de medio siglo de historia chilena (FLACSO-Chile, 2001); Miradas a la agenda latinoamericana (FLACSO-Chile, 1999); Chile-Perú: ¿Camino hacia la confianza o la tensión? (FLACSO-Chile, 1999) y Chile-MERCOSUR: una alianza estratégica (Editorial Los Andes/FLACSO-Chile, 1997).